Deterioros por corrosión ocurren a diario por todo el mundo y en todos los sectores, pero el responsable último de estos y otros accidentes no es la corrosión sin más. La causa final de un fallo, catastrófico o no, siempre obedece a la conjunción de diversos factores, y entre ellos el debilitamiento de estructuras por corrosión juega un papel esencial. Fallos de diseño, condiciones de servicio más agresivas de lo esperado, o la ausencia de un mantenimiento adecuado, son solo ejemplos de la larga lista de variables que pueden afectar en la corrosión.
A pesar de todo, los accidentes también sirven para mejorar diseños, desarrollar nuevos materiales más resistentes a la corrosión, o implementar acciones o herramientas que pueden detectarla, y tomar acciones antes de que sea demasiado tarde.
El área de Corrosion y Protección de Materiales Metálicos de IK4-AZTERLAN cuenta con expertos en el análisis de patologías y fallos en servicio causados por la corrosión de los metales. Si bien no tan graves como los ejemplos mencionados, generalmente los trabajos solicitados ocasionan pérdidas económicas y perjuicios que suelen conllevar la sustitución de equipos, la realización de un mayor número de paradas de mantenimiento, o incluso la interrupción de un proceso productivo. La labor del estudio no es simplemente la de encontrar la causa del fallo, sino también informar y asesorar a los clientes sobre nuevos materiales, diseños o recubrimientos, así cualquier tipo de tratamiento cuyo objeto sea mejorar su comportamiento y mitigar los efectos de la corrosión.
Enfrentándonos a un enemigo que desconocemos
Solo hay algo más peligroso que la propia corrosión: su desconocimiento. Es una rama de la ciencia de la que hoy en día existen graves carencias en la industria en general. Es habitual en IK4-AZTERLAN recibir solicitudes para realizar ensayos de corrosión erróneamente planteados (bajo especificaciones en las que se han mezclado conceptos de diferentes normas hasta llegar a un punto en el que se dan contradicciones), toparnos con clientes sorprendidos y disgustados por el deterioro de materiales en un corto período de tiempo, o que nos formulen la eterna pregunta intentando equiparar horas de ensayo en niebla salina a horas de trabajo en servicio real. Son pequeñas muestras del desconocimiento general que existe, no sólo en torno al efecto directo de la corrosión, sino también a las diferentes herramientas que hay disponibles para su evaluación como son los ensayos.
“La vida siempre se abre camino”, decía el doctor Ian Malcolm en Parque Jurásico. Con la corrosión ocurre lo mismo, porque no hay nada creado o diseñado por el hombre que pueda rivalizar con la imprevisibilidad de la naturaleza.