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Día Internacional de la Mujer, entrevista a dos mujeres de AZTERLAN

Izaskun Gorostiza y Ana Fernández han desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en el Centro de Investigación Metalúrgica AZTERLAN. Forman parte de las dos principales áreas de actividad del Centro Tecnológico: el I+D+i orientado a la optimización de procesos industriales de transformación metálica y los Servicios Tecnológicos para la caracterización de materiales metálicos. Con motivo del 8 de marzo, les preguntamos por su percepción sobre la evolución del espacio y del rol de la mujer en el ámbito tecnológico y en la industria metal-mecánica.

 

¿Podéis explicar brevemente vuestro ámbito de trabajo y vuestra trayectoria profesional hasta la fecha?

IZASKUN: Soy técnica de laboratorio especializada en ensayos de caracterización química. He desempeñado toda mi carrera profesional en AZTERLAN donde llevo ya 35 años, en los que la actividad y la organización han cambiado tanto en tamaño como en estructura.

ANA: Soy investigadora especializada en aluminio y materiales metálicos. Soy licenciada y doctora en Física. Comencé mi carrera profesional en el centro tecnológico CEIT y desde hace 13 años trabajo en AZTERLAN. Entré en plena restructuración y tras unos meses en diferentes puestos, me incorporé al área de I+D donde, de hecho, fui la primera mujer en incorporarse al área. En aquel momento éramos unas 8 personas en el área que, por aquel entonces, se denominaba “Ingeniería e I+D”.

¿En algún momento os planteasteis que por el hecho de ser mujeres podría ser más difícil alcanzar vuestros objetivos?

IZASKUN: La verdad, en mi caso no puedo decir que me haya guiado por objetivos específicos. Como estudiante, comencé a estudiar delineación en el colegio Maristas. Entre otros ámbitos, teníamos que trabajar con materiales, hacíamos prácticas en taller, pequeños ensayos… y me fui familiarizando con la metalurgia. Una vez empecé a trabajar en AZTERLAN, fui especializándome hasta ser técnica de laboratorio químico. De alguna manera, la mía ha sido una evolución natural.
En clase (estudiando delineación) éramos pocas mujeres (menos del 20%) y, aunque era consciente de que pertenecía a una minoría, mis compañeros siempre me hicieron sentir bien e integrada. Sí es verdad que, socialmente, se visualizaban como más “femeninos” otros campos, como el sanitario o el educativo, por ejemplo. Pero, personalmente, no he sentido que mi carrera, en particular, haya sido más difícil por ser mujer.

ANA: Yo siempre tuve claro que deseaba dedicarme al ámbito científico y conté con el apoyo de mis padres. Ellos tenían claro que era conveniente que tuviera estudios superiores y cuando seleccione la carrera no tuve objeción. En mi promoción las mujeres también éramos minoría, algo menos de la tercera parte.
Como he comentado, comencé mi andadura en CEIT. Por la idiosincrasia de la organización, cuando decidí ser madre tampoco experimenté dificultades o trabas relacionadas con este aspecto (que entiendo que es uno de los grandes hándicaps con el que se han encontrado y encuentran muchas mujeres) y tuve mucha flexibilidad para conciliar mi carrera profesional con mi vida personal en ese ámbito.

IZASKUN: Mi percepción es que, probablemente, las mujeres que han aspirado a puestos directivos, a dirigir equipos etc. son las que han podido experimentar más dificultades a la hora de plantearse ciertas aspiraciones. Es verdad que hay mujeres en estos puestos, pero siguen siendo una minoría. Además, en muchos casos, el “sistema” solo ha aceptado a mujeres de cierto perfil, en la medida en que demostraban ciertas cualidades, tal vez más masculinas (me vienen a la cabeza figuras como la de Angela Merkel o Margaret Thatcher) y/o que han renunciado a ciertos ámbitos personales.
Durante unos años también ha tenido mucha fuerza la figura de la “super-mujer” que tenía que dominar tanto el ámbito personal como el laboral haciendo malabares con mucho esfuerzo y hacer más y mejor que los hombres. Creo que, por suerte, esa figura ha perdido fuerza, en parte, gracias a que se está dando una transición hacia modelos más paritarios.

¿Cuál es vuestra percepción del espacio que tienen las mujeres en el ámbito tecnológico? ¿Habéis notado alguna evolución durante vuestros años de experiencia?

IZASKUN: A lo largo de mi andadura en AZTERLAN he vivido una experiencia bastante paritaria, tanto a nivel de oportunidades laborales como en lo relativo a las relaciones entre los compañeros de trabajo. Sinceramente, creo que el lugar de la mujer en el ámbito científico-tecnológico es un tanto diferente al que ocupa en el sector industrial, que ha sido y sigue siendo mucho más masculino. Sin embargo, también el ámbito tecnológico ha estado y sigue todavía siendo eminentemente masculino.

ANA: Opino lo mismo. Desde mis inicios también tengo el recuerdo de que, los asesores y expertos de los que aprendíamos y en los que nos respaldábamos para acudir a empresas eran hombres de cierta edad (con un importante recorrido profesional a sus espaldas). Lógicamente, ello mismo es un claro demostrativo de que pocas mujeres habían llegado a destacar en estos ámbitos.

En vuestro contacto con la industria metal-mecánica, ¿Cómo percibís el rol de la mujer en ese ámbito?

IZASKUN: Creo que el rol de la mujer es cada vez más visible en más puestos, de forma transversal. También creo que todavía en ciertos espacios, como talleres o a pie de máquina y en puestos directivos o en gestión de equipos se siguen viendo pocas mujeres.
En mi interacción con la industria, sí es verdad que he visto y sigo viendo roles de género marcados. Por ejemplo, cuando he tenido que desplazarme a empresas de producción etc. la gran mayoría de trabajadores han sido hombres. Todavía hoy en día la mayoría de mis interlocutores en empresas, clientes o proveedoras, siguen siendo hombres.

ANA: En el mundo industrial y, concretamente, en empresas de transformación de metal, más del 80% de mis contactos (ingenieros, responsables de calidad, responsables de planta, responsables de producción…) son hombres. Sigue siendo un entorno muy masculino.

IZASKUN: Personalmente, sí observo una evolución y mayor presencia femenina, especialmente, en ámbitos como calidad, laboratorio y temas medioambientales… Pero creo que sigue sin percibirse a las mujeres con los rasgos de carácter que se buscan para algunos perfiles más agresivos o con más poder. Creo que todavía existen patrones que se repiten y que se busca que la mujer encaje en un sistema que sigue estando gobernado por valores masculinos. Lo interesante sería “feminizar” el sistema, incorporando otro tipo de valores más femeninos (valores no necesariamente inherentes a la mujer ni solo propios de la mujer), pero que podrían contribuir a mejorar la gestión de las organizaciones.

¿Creéis que existe algún tipo de prejuicio o limitación que, hoy en día, siga alejando a las mujeres del ámbito científico e industrial?

IZASKUN: Creo que, por su parte, en la actualidad las mujeres salen con más fuerza al mercado. Creo que están dispuestas a desempeñar roles técnicos, seguras de sí mismas y muy preparadas. Por parte de la sociedad y de la industria, creo que la conciliación entre la vida laboral y familiar-personal es el aspecto en el que hay que seguir mejorando y dando pasos, tanto yendo hacia un mayor equilibrio entre hombres y mujeres, así como impulsando nuevos modelos y formas de trabajo como, por ejemplo, el teletrabajo o la flexibilidad de horarios.

ANA: Creo que las generaciones actuales tienen algo de lo que nosotras carecimos en su momento: referentes. Yo no conocía mujeres que desempeñaban roles técnicos fuera de ámbitos como el socio-sanitario, administrativo, etc. En la actualidad, el hecho de que haya más mujeres en todo tipo de puestos también los hace psicológicamente más accesibles.
Hoy en día también se fomenta que las personas elijan según su vocación y el mismo sistema educativo está mejor preparado para orientar a los estudiantes según sus habilidades y preferencias. En este sentido, creo que des-masculinizar y des-feminizar algunos ámbitos también ha sido liberador para muchos chicos y hombres que tal vez puedan sentirse más libres para dedicarse a vocaciones o actividades que hasta ahora se han percibido como más femeninas.
En el ámbito laboral, creo que la situación irá a mejor, sobre todo porque muchas reticencias por parte de las empresas ligadas al cuidado de la familia, por ejemplo, irán perdido parte de su estigma según evoluciona el rol del hombre y este tiene más derechos laborales que le permiten desenvolverse en este ámbito.

 

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