Hemos reunido a la investigadora Clara Delgado (izquierda) y la técnica Miren Salaverria (derecha) para conversar sobre su percepción del rol de la mujer en el entorno científico-tecnológico y, más concretamente, en el mundo del metal.
¿Podéis explicar brevemente vuestro ámbito de trabajo en AZTERLAN?
Clara: Soy investigadora del área de Sostenibilidad y Medio Ambiente, donde nuestro objetivo es desarrollar soluciones y tecnologías para que la industria del metal mejore su sostenibilidad. Nos enfocamos en ámbitos como el reciclaje de materiales metálicos, la reducción y la revalorización de residuos industriales, la reducción de emisiones, el desarrollo de estrategias de aprovechamiento del calor residual, etc. Trabajo en AZTERLAN desde hace cerca de ocho años. Anteriormente, he trabajado como investigadora el Centro Tecnológico GAIKER y como técnica e investigadora en empresas de ingeniería y del sector químico.
Miren: Mi recorrido en AZTERLAN es más corto; llevo en AZTERLAN cerca de un año. Soy técnica de coordinación de trabajos internos y de aperturas de ensayo y caracterización. Una vez que recibimos los pedidos y los materiales de nuestros clientes, desde nuestro equipo definimos los procesos y trabajos que se deben ejecutar, desde la extracción de muestras de ensayo, hasta la entrega del informe. Previamente, he trabajado en otros sectores, pero no en el campo del metal.
¿Cuál es vuestra percepción sobre la presencia y la participación de la mujer en el ámbito tecnológico e industrial?
Clara: La presencia de las mujeres en la industria sigue siendo muy minoritaria. Y creo que es especialmente baja en el mundo del metal. Por nuestro campo de especialidad tenemos mucha relación con la industria, visitamos muchas plantas de fundición, forja, acerías… y colaboramos con otros agentes científicos y tecnológicos. En los dos casos, la presencia de las mujeres es muy baja, incluso en las entidades de investigación vinculadas al sector.
Miren: Estoy de acuerdo en que la presencia de las mujeres en la industria es muy baja. Yo trabajo en contacto directo con personal de empresas industriales y mis contactos son en gran mayoría hombres. Sin embargo, he de decir que me he llevado una grata sorpresa con la cantidad de mujeres que me he encontrado en puestos de responsabilidad entre algunas de nuestras empresas clientes más importantes. Anteriormente, he trabajado en el mundo de la construcción, gestionando gremios, etc., y también he tenido que trabajar en entornos muy masculinos y donde la presencia de las mujeres era todavía menor.
Clara: En mi caso, por ejemplo, nuestra forma de trabajar es a través de proyectos de I+D que tienen una cierta duración en el tiempo y que se componen de equipos de trabajo de las diferentes empresas y organizaciones miembro. En las reuniones de este tipo de proyectos es habitual que yo sea la única mujer. En algunas ocasiones podemos ser alguna más… pero solemos ser una clara minoría.
¿A qué creéis que se debe esto?
Clara: Creo que son varios factores. Por un lado, está la percepción del propio trabajo a desempeñar. Por mucho que a nivel de estudios se nos muestra que tenemos acceso a cualquier área de especialidad, y creo que no hay dudas en cuanto a eso actualmente, ya en el lugar de trabajo existen trabajos que siguen siendo percibidos como femeninos o masculinos. Creo que las empresas también tienen una importante responsabilidad en este sentido. Como anécdota, puedo contar que entre las empresas industriales en las que he trabajado, me he encontrado con situaciones en las que yo era la única (y primera) mujer en planta y no había vestuario femenino, por lo que como solución transitoria me habilitaron una zona no utilizada del edificio de oficinas; o que no tenían ropa de trabajo pensada para mujeres (por ejemplo, te proporcionaban un buzo, con lo que el simple hecho de ir al baño, varias veces a lo largo de una jornada laboral, era una tarea dificultosa). Durante las visitas y trabajos en industria, muchas nos hemos encontrado con que no hay ropa laboral o EPIs de nuestra talla. Este tipo de aspectos más “logísticos”, aunque parece que son anecdóticos, son una muestra de la mentalidad y sensibilidad de las empresas y, a su vez, una traba para incorporar mujeres a ciertos puestos… ya que les supone un mayor esfuerzo y necesitan hacer adaptaciones, cuando seguir igual es, a priori, más fácil.
Miren: Es cierto. Sin embargo, creo que desde que nos vamos especializando en nuestros estudios la separación entre hombres y mujeres va siendo cada vez más acusada. Por eso, también creo que hay pocas candidatas mujeres para algunos puestos. En mi caso, me he reciclado hacia el mundo del metal ya en la edad adulta. Cuando estudiaba el grado de “Diseño y Fabricación Mecánica”, además de ser la más mayor de mi clase, también me he encontrado con que era de las pocas mujeres. Lógicamente, esas somos las personas que salimos al mercado para desempeñar determinados puestos.
Clara: En mi caso, soy ingeniera química. Es verdad que, estudiando química, éramos muchas mujeres. Sin embargo, según se iban perfilando las especialidades, sí se iba acusando más la segregación entre hombres y mujeres dependiendo de la especialidad.
¿Cuáles creéis que son las claves para revertir este escenario?
Miren: En un principio, diría que la educación, la formación… Sin embargo, creo que ciertas diferencias entre los comportamientos y las elecciones de los diferentes géneros son muy intrínsecas y empiezan a verse muy pronto en la vida. Educar en la familia y mostrando que todos los roles pueden y tienen que ser desempeñados por cualquiera es importante… pero los mensajes y valores que llegan desde la sociedad, más allá del ámbito educativo o familiar, tienen mucho peso.
Clara: Personalmente, creo que darle la vuelta a la situación no es tan fácil. Tengo que admitir que no soy muy optimista. Independientemente del entorno laboral, y aunque el acceso de las mujeres a todos los espacios se encuentra “garantizado” sobre el papel, creo que se está produciendo un retroceso preocupante en ciertos valores sociales y culturales. Por un lado, veo mujeres jóvenes muy reivindicativas en temas de igualdad, pero al mismo tiempo observo a veces entre las nuevas generaciones una peligrosa aceptación de roles de inferioridad y dependencia en sus relaciones sociales y que persisten actitudes y mentalidades machistas, tanto en ellas como en ellos… Creo que eso va a influir sobre el terreno que ya se ha ganado en luchas anteriores. Tal vez, nuestra generación tenía más presente que ciertos derechos que ahora damos por hecho han tenido que ser peleados duramente y han costado mucho tiempo, porque nos ha llegado el mensaje a través de las circunstancias vividas por nuestras madres y abuelas. Pero creo que esa tensión se ha perdido entre las generaciones actuales que, afortunadamente, han crecido en una sociedad más igualitaria y no son tan conscientes del coste de los logros.
Miren:Creo que los roles familiares y la forma en la que se reparten las responsabilidades extra-laborales también tiene mucho que ver. Las mujeres siempre hemos sacrificado nuestra carrera laboral por el cuidado de la familia, sean hijo/as o mayores. Ello, junto con nuestras elecciones de carrera, también nos ha llevado a que el tipo de puestos a los que solemos optar sean de menor remuneración… y, a su vez, el hecho de desempeñar puestos de menor remuneración conlleva a que en muchas economías familiares se considere que el puesto más “sacrificable” y sobre el que es más viable aplicar reducciones de jornada, excedencias para cuidados etc. es el de las mujeres.
Clara: Estoy de acuerdo. Creo que el ámbito del cuidado es de especial importancia. Socialmente sigue muy interiorizado que las mujeres somos las cuidadoras, es así, incluso, a nivel de cuidados profesionales. Si no se da una transformación en este campo, acompañado de una transformación de los valores sociales que antes hemos comentado, no es posible revertir la situación actual.