A medida que crece la necesidad de afianzar nuevas y más sostenibles fuentes de energía, aumenta también la urgencia por desarrollar componentes, sistemas y equipos capaces de operar en condiciones de trabajo específicas y entornos demandantes, como los que se dan en los procesos de generación, transporte y almacenamiento de energía (y combustibles).
Para responder a este reto, los materiales metálicos no solo necesitan asegurar propiedades concretas, sino que deben ofrecer una resistencia mejorada a factores, a menudo confluyentes, como la corrosión, el desgaste o la permeación de hidrógeno.
En este camino, la relación coste-beneficio, la sostenibilidad y la reducción de la huella de carbono del proceso de producción, así como la reciclabilidad de los materiales una vez finalizada su vida útil en servicio son aspectos clave para avanzar hacia una producción energética más verde y sostenible.
El hidrógeno se está posicionando como una alternativa prometedora a los combustibles fósiles. Sin embargo, su transporte y almacenamiento presentan desafíos significativos que requieren la mejora de las propiedades de los materiales metálicos utilizados con estos fines. Estos retos varían dependiendo del estado en el que se encuentra el hidrógeno (líquido, gaseoso) y del medio de almacenaje y transporte (tanques a presión, tuberías, formando parte de otros materiales o en domos de sal).
La generación de energía eólica marina tiene un gran potencial entre las fuentes de energía del futuro. Su desarrollo y explotación masiva depende, en gran medida, de la capacidad de los materiales y componentes de responder a las condiciones de trabajo a las que aerogeneradores de grandes dimensiones se encuentran expuestos, tanto en sus partes sumergidas, como en las que se encuentran al aire.
El calor residual generado durante los procesos industriales supone una importante pérdida de energía térmica. Reutilizar esta energía como calor o como medio para generar energía eléctrica o mecánica, aporta significativos beneficios en concepto de ahorro económico y reducción de emisiones. Optimizar las pérdidas energéticas y mejorar la capacidad de estos sistemas para almacenar y transferir calor son las claves con las que el desarrollo de materiales acompaña al avance de esta importante fuente de energía.
Las propiedades de magnetismo y conductividad eléctrica son cruciales para el rendimiento y la eficiencia de los materiales en aplicaciones ligadas a la generación, la conversión, la transferencia y el almacenamiento de energía eléctrica. Son también propiedades de gran importancia para el desarrollo de componentes que forman parte de circuitos eléctricos.
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